El amor no pesa, no exige, ni grita ni chantajea.
Cuando uno ama, no explica ni pide explicar.
Da sin más. Da porque sí. Da y punto.
No hay contratos para el amor. Yo los busqué. Sí, claro que los busqué. Pero en los archivos del mundo no existen tales contratos.
Reclamamos,reprochamos,recelamos y entonces el amor se tambalea.
Piensa en mí. En qué piensas, porqué no me llamaste, porqué no me abrazas, no estás, no, no, no, no...
Estoy rota hoy.
Tengo una rotura nueva y extraña bajo los ojos. Un querer brotar me tiembla en la pupila y no sale, no. Está ahí, quieto, sin querer abandonar este barco que naufragó hace tanto. No recuerdo el rumbo. No recuerdo el norte. No recuerdo.
Y todos los nos se acumulan en mi garganta que quiere gritar.
Dejamos de soñar en algún momento. O quizás, dejamos de creer en los sueños.
Tengo el alma insatisfecha.
Es una insatisfacción tan profunda, tan honda, que me consume como las velas encendidas y abandonadas sobre la mesa de centro. La casa se prenderá. Las llamas consumirán. Yo estaré en un rincón, adivinando mi muerte cercana y temiendo al humo, al fuego, al dolor, a la nada.
Pero me miento cuando digo temor, porque dejé de temer hace tanto. No recuerdo los nombres de mis miedos.
Quiero llorar y que se corra el rímel hasta dejarme los ojos negros como pozos.
Este llanto que no sale duele tanto como ese suspiro que se escapa sin destino, huyendo de mí, hacia el horizonte que hoy era gris plata y mezclaba el cielo con el mar.
Pero una voz en mí, clama:
No quiero el cielo.
No me gusta el cielo sin ti.
El cielo sin ti es como un infierno.
Si vuelvo al infierno, ¿vendrás por mí?
Más allá de los sueños...
No sé quién escribe esto, cariño.
Si, yo; o quizás, tú.
Estás en mí.Siempre.
Y ¿sabes lo peor?. No soporto la palabra "siempre".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario