Todos llevamos a diario nuestra “carga” de palabras mas no todos las expresamos verbalmente.
Son pensamientos y sentimientos que pueden aflorar ante los demás, cobrar vida, pero muchas veces optamos por guardar en vez de compartir.
Son trazos de una vida cuyos colores y sabores permanecen guardados por los esquemas sociales aprendidos desde que nacimos y son dificiles de romper a cualquier edad.
Los segundos de nuestra vida pasan ante nuestros ojos, oídos, nariz, boca y piel y se van como lo fugaces que son.
Una duda carcome a mi “yo” mental:
¿Qué vida seguirá a esta vida que vivo?
Es una incertidumbre saber que a cada segundo, con cada latido, me acerco a eso que llamo muerte.
Mi mente se llena de interrogantes que acallo con otros pensamientos para olvidar mi temor a lo desconocido.
Entonces decido centrarme en lo valioso de mi vida,
esas risas y miradas que cantan a mis oidos e iluminan mis ojos
¡Y es tan fácil olvidar que mientras vivo estoy muriendo!
Son pensamientos y sentimientos que pueden aflorar ante los demás, cobrar vida, pero muchas veces optamos por guardar en vez de compartir.
Son trazos de una vida cuyos colores y sabores permanecen guardados por los esquemas sociales aprendidos desde que nacimos y son dificiles de romper a cualquier edad.
Los segundos de nuestra vida pasan ante nuestros ojos, oídos, nariz, boca y piel y se van como lo fugaces que son.
Una duda carcome a mi “yo” mental:
¿Qué vida seguirá a esta vida que vivo?
Es una incertidumbre saber que a cada segundo, con cada latido, me acerco a eso que llamo muerte.
Mi mente se llena de interrogantes que acallo con otros pensamientos para olvidar mi temor a lo desconocido.
Entonces decido centrarme en lo valioso de mi vida,
esas risas y miradas que cantan a mis oidos e iluminan mis ojos
¡Y es tan fácil olvidar que mientras vivo estoy muriendo!
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